Tecnología del futuro

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Tecnología del futuro

Estás creando una aventura de ciencia-ficción. Y para que sea apropiada al género tiene que tener eso: ciencia ficticia. Y empiezas a pensar. Es inevitable que te vengan a la mente ejemplos ya existentes que hayas leído en otras obras, pero eso no te obliga a caer en los mismos errores, no al menos en los más evidentes. Vamos a dar aquí unos pocos consejos para hacer creíble la tecnología del futuro:

La tecnología se da también en objetos cotidianos

Si le hubiéramos enseñado a un ama de casa de hace cincuenta años un aspirador de torbellino de esos que anuncian ahora por la televisión le parecería tecnología marciana. ¿Por qué nuestros nietos habrían de ver avanzar la tecnología solo en los centros corporativos? La forma de envasado, la posología de los medicamentos, las formas de entretenimiento… todo cambia con la suficiente tecnología.

No hay por qué explicarlo todo

Es posible que se te haya ocurrido un genial sistema por el que el café pasa del grano al filtro de una forma higiénica instantánea y conservando el doble de su sabor, pero el lector no tiene por qué celebrar tus progresos. Los elementos tecnológicos en la ciencia ficción están ahí para crear ambiente, no para robarle protagonismo a la historia.

Trátalo de forma natural

Incluso puedes darlo por hecho, y pasar de soslayo por cosas que el lector no tiene por qué entender. Según lo «ficcionero» que sea tu mundo habrá más o menos de estos elementos, pero acuérdate del punto anterior. Si le das mucho bombo y explicación a una thermomix que cocina en tres minutos un primer plato para doce personas, la cosa pierde la naturalidad que lo hace creíble. O al menos lo suficientemente creíble para quien habita ese futuro.

Huye de lo evidente

Cada vez que aparece un coche volador en una película o novela de ciencia-ficción muere un gatito. De una forma cruel. Estamos de acuerdo en que está todo inventado, no hay que reinventar la rueda, y no por mucho madrugar amanece más temprano, pero desde los años treinta hemos conseguido ir a la luna, y nuestros coches siguen sin volar. Y quizá nunca lo hagan. Dale un giro d etuerca a lo que tienes imprimido a fuego en tu cerebro de lector, y pasa a ser revolucionario en tus inventos.

No des cifras

Si quieres crear un medio de locomoción súper rápido, una computadora con un almacenamiento verdaderamente alto, o cualquier cosa que pueda ser cuantificada, no des números. Puedes hacérselo ver al lector de otro modo, y no incurrirás en cagadas de cine como la que vimos aquí.

Observa cómo se han ido dando los cambios recientes,

de cara a mirar hacia delante. Pensemos en, por ejemplo, la telefonía móvil. En sus inicios, los avances fueron dirigidos a la miniaturización de los dispositivos (llegando a veces a límites verdaderamente ridículos) pero, con la llegada de las pantallas táctiles, ahora C.M.G.M.*. Hay que saber leer bien el curso de los tiempos si vamos a tirarnos a la piscina con una extrapolación de lo que ya hay, pero nadie dijo que fuera a ser sencillo.

En este punto mucha gente cita a Julio Verne como gran visionario de invientos, precursor de los avances, mente preclara del futuro y todo eso, pero no olvidéis que estamos hablando de un señor que no tenía ningún problema en estrellar una bala de cañón en la luna sin que sus ocupantes sufrieran ningún daño, y no tuviera ni medio pensamiento de volver. Vamos, como aclaración, solamente.

Conclusión

Espero que tengáis en cuenta estos pequeños consejos al imaginar la tecnología del futuro, y vuestros mundos alienígenas, alternativos o directamente futuristas puedan ser más ricos en variedad y consigan maravillar a vuestros jugadores.

* Cuanto más grande, mejor.

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