Autor: Richard Matheson
Traducción: Pilar Ramírez Tello
Páginas: 176
Editorial: Libros del zorro rojo
Año de publicación: 2024 (Primera publicación 1954)
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Este último año estoy descubriendo a Richard Matheson. Me habían fascinado ya varias de sus historias cortas y tenía pendiente alguno de sus libros más famosos. He dejado en la recámara «El hombre increíble menguante» para empezar con Soy leyenda. Una de las versiones en italiano de este, que ha salido en un montón de idiomas y formatos, tenía un blurb de nada menos que Stephen King que decía «El escritor que me ha influido más que cualquier otro» y, tras leerlo, entiendo por qué.
De las adaptaciones a cine hablaremos otro día, pero quisiera aclarar que este libro tampoco es de terror (como pasó con La bahía del espejo de Catriona Ward anteriormente) y, si bien salen «vampiros» (algo de lo que hablaremos más adelante), no es una historia con tensión y angustia, al menos tal y como la conocemos ahora. Recordemos que estamos hablando de un libro de 1954. Ahora sí, al lío:
Historia
⭐️⭐️⭐️⭐️
En un futuro 1976 (eh, no os riáis, que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es bastante posterior y Philip K. Dick lo plantó en 1992) el mundo ha sido arrasado por una plaga que ha convertido a los seres humanos en vampiros. Nuestro protagonista, Robert Neville, el único superviviente a esta afección, soporta todas las noches a los vampiros acosándole a las puertas de su casa. Tiran piedras a sus critales, las mujeres le provocan levantándose las faldas (como lo oís) y uno de ellos, Ben Cortman, ex-compañero de Robert y el único que parece tener capacidad de hablar, le atormenta gritándole constantemente «¡Sal, Neville!».
Neville soporta esto como puede, a veces con música clásica a todo volumen, a veces cayendo (y recayendo) en el alcoholismo. Cuando tiene «épocas buenas» fabrica estacas, cuelga ajos en las puertas, repara las ventanas y sale de caza a matar tantos de estos «vampiros» como le es posible.
Poco a poco va investigando el origen de la enfermedad, encuentra un animalico, hace avances en sus investigaciones, ¡y justo al final de la novela…! Pues eso. Que pasan cosas. A ver, es un libro que tiene más de setenta años pero, en fin, no lo cuento por si esta reseña os hace querer leerlo.
Ambientación
⭐️⭐️⭐️⭐️
Vale, ahora toca hablar del tema de los vampiros. Si bien se suele considerar «La isla mágica» de William Seabrook o su adaptación al cine La legión de los hombres sin alma como obras seminales, tanto de la palabra zombie como de las bases de su comportamiento, es en Soy leyenda donde se le da la mayor parte de sus características actuales y se empieza a justificar el fenómeno de los muertos vivientes con algún componente pseudocientífico. Luego en el cine veremos cómo se termina de completar el concepto de zombi que actualmente manejamos en occidente con La noche de los muertos vivientes de George A. Romero de 1968. Pero para eso todavía faltarían unos años.
Aunque siguen conservando gran parte de lo que se atribuye tradicionalmente a los vampiros, como la repulsión al ajo, el tema de los espejos, la estaca en el corazón y evitar la luz del día, podemos decir que, a todos los efectos, son zombis. Matheson se esfuerza en encontrarle una explicación científica (con las estacas) o lógica (dice, por ejemplo, que lo que les pasa con los espejos es que no pueden soportar la visión de su rostro) y eso es lo que la hace tan importante para el fenómeno zombi.
El resto de la ambientación no se detiene mucho en describir este «mundo futuro». En cualquier caso, tiene poco de futuro. El autor es parco en descripciones y únicamente se detiene en mencionar lo desolado que está todo, y no hay alusión alguna a elementos futurísticos que podrían haber hecho que la novela cayera demasiado del lado de la ciencia-ficción. Un acierto, en mi opinión.
Personajes
⭐️⭐️⭐️
Poco que decir aquí. Salvando algunos flashbacks, que no son muchos, en los que se explora la vida anterior de Robert junto a su esposa y su hija (sabiendo que él es el único superviviente no revelo mucho si digo que palman, ¿verdad?) durante la mayor parte de la novela seguimos al protagonista, sus quehacerses diarios y sus pensamientos.
Neville no es científico. Tampoco es un héroe de acción a lo Will Smith como en la película de 2007. Es más parecido a un señor con pelo en el pecho que huele a Varón Dandy y lleva en el bolsillo una navaja de Albacete. Pero uno le acaba cogiendo cariño, no pese a sus defectos, sino precisamente por ellos. Y, bueno, un poco también porque juzgarlo todo con los ojos de ahora es muy sencillo, pero también un poquito injusto, creo yo.
Narrativa y estilo
⭐️⭐️⭐️
En el apartado anterior me di cuenta de que, habiendo escuchado los pensamientos del protagonista, no recordaba si el libro estaba escrito en primera persona, y tuve que volver a él para consultarlo. Pues resulta que no, que está escrito desde una tercera persona no-omnisciente, pero cómo será que, habiendo pasado menos de un mes desde que lo acabé, en mi memoria no podía separarlo de una primera persona. Creo que eso es bueno. Consigue que vivamos lo que vive Neville, que sepamos lo que piensa, sin que quede artificial y no parezca una «enumeración de tareas» o pensamientos.
Por lo demás, es un estilo muy espartano, que por un lado se deteine lo mínimo y necesario en lo accesorio y, por otro, no escatima en tratar las pulsiones menos amables del protagonista. Directo y crudo. Sin florituras.
Conclusión
⭐️⭐️⭐️⭐️
Me ha sorprendido muy gratamente. A pesar de saber de qué iba, de haber visto las películas y de saber cómo acababa. Es cortito, lo cual es un punto a favor porque la historia da para lo que da y no se alarga innecesariamente y, a pesar de no tener casi diálogos, es de lectura rápida y amena. Por poner un «pero», algunos de los flashbacks no eran del todo de mi interés, pero nada serio.
Soy leyenda es una estupenda obra para cualquiera que le guste el género, independientemente de que conozca mucho o poco de los combis, de vampiros, o de post-apocalipsis. Me apunto a Richard Matheson en mi top de autores y seguro que voy a seguir ahondando en su obra.
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