Tsundoku lo llaman. La afición y el placer de estar rodeado de libros. Yo siempre lo he llamado ser aficionado a los libros, pero por lo visto no todo el mundo siente lo mismo que yo al entrar en una librería o al añadir un nuevo volumen a su biblioteca personal. Incluso hay gente depravada que ha sustituido el placer a la vista de los lomos brindándote mundos sin fin por una carpeta llena de títulos en el ordenador. Además, qué mejor legado puedes dejar a tu progenie, si no es una enorme y bien surtida biblioteca. ¿Dinero? ¡Por favor! Si tú eres como yo, probablemente te hayas encontrado con el problema de que el espacio en tu casa es finito pero, oh desdicha, los libros no. Para solucionar esto te traigo hoy ocho trucos para organizar tu biblioteca:
Pasa de las ediciones de lujo
Es duro, lo sé. Pero entre esta trilogía de la fundación en tapa dura y esta otra en en rústica, no solo hay una gran diferencia de espacio, sino también el doble de dinero. Que eso también se nota. A fin de cuentas, esa edición súper chachi guay ilustrada con la sangre de tu autora favorita solo se va a ver en todo su esplendor fuera de la estantería, y eso no es precisamente lo que queremos.
Las librerías con baldas regulables en altura son tus amigas
Una vez hayas elegido la categorización que más te guste: por género, por autor, por color, o por número de páginas, agrupa los libros según su altura. Así podrás optimizar las baldas al mínimo espacio resultante posible, aprovechando así el máximo en altura para amontonar más y más libros.
La verticalidad es una convención
Y la necesidad de espacio una realidad. Porque todos sabemos que, por mucho que te empeñes, siempre van a quedar huecos insalvables entre libros y baldas, huecos en los que se colaría el polvo (¡horror!) si no fuera porque los vamos a cubrir con un libro de exactamente el tamaño adecuado. Y si hace falta comprar alguno ad hoc, se compra. Siempre con el lomo hacia afuera, por supuesto.
Muerte a los funko
Que sí. Que los Funko Pop de Star Wars son una pocholada y quedan divinos de la muerte junto a tus libros actuales, de Leyendas y todo lo que la sagrada mano de George Lucas ha tocado alguna vez. Pero quitan espacio. Y lo mismo para DVD’s, CD’s, botes de lápices, fotos de tus hijos… Nada. A la porra con todo. Una biblioteca tiene libros. Li-bros. Nada más.
Afila la sierra de calar
Vale, esa conocida marca de muebles suecos es muy barata, pero tú quieres optimizar al máximo el espacio de tu casa, y eso hace que esos diez centímetros por cada lado que sobran de tu modelo LUKNHÖRM sean una pérdida de espacio que un auténtico lector (sobre todo uno sin dinero para una mansión) no pueda permitirse. Anímate a construir muebles que aprovechen la totalidad de tus paredes.
Donde menos te lo esperas
Mi padre ha montado baldas encima de las puertas de su casa. Parece una tontería, pero el de encima de las puertas es un espacio que siempre suele estar sin ocupar, y te entran al menos un par de baldas con un ancho razonable. A medida, claro, para aprovechar al máximo el espacio ;). Los pasillos cuentan también con largas paredes difíciles de decorar, y que unas estanterías de suelo a techo dejan preciosísimas.
Solo uno, por favor
A lo mejor eres, como yo, muy fan de Dune, pero tener una copia en bolsillo, otra en tapa dura, otra en edición 20 aniversario, otra firmada por el cartero de la suegra de Frank Herbert… no es muy práctico para tu estanterías, la verdad. Deshazte de todos menos un ejemplar de cada obra. Es duro, lo sé, pero piensa que deja espacio para más.
De dos en dos
Esto juega en contra de la milenaria filosofía Tsundoku, pero a veces la necesidad aprieta. Si tus estanterías tienen más fondo del de una creada únicamente para libros, pon dos filas. Truco: elige para colocar al extremo los más altos, para proteger la segunda fila del polvo.
¿Y tú, tienes algún truco para organizar mi biblioteca? Cuéntamelo en los comentarios.